La infancia de esta profesora no fue sencilla. Tuvo que superar la pobreza antes de convertirse en profesora y previo a eso, trabajó en recursos humanos en la industria bancaria para recaudar los fondos que necesitaba para poder capacitarse como profesora. Este trabajo le dio una enorme perspectiva acerca de las habilidades que necesitan los estudiantes para tener éxito en lugares de trabajo modernos.
Después, Débora llegó a una escuela ubicada cerca de las cuatro favelas más famosas del país y allí se dio cuenta que los estudiantes no estaban recibiendo la educación en tecnología necesaria para enfrentarse a los trabajos del futuro. Además, la escuela no tenía suficientes recursos y los niños sufrían el impacto de un entorno local complejo, de violencia, pobreza e insalubridad.
Entonces, esta profesora decidió inspirarse en lo que veía a su alrededor. Trabajó con sus estudiantes para hacer un mapa de los problemas del área local a través de la fotografía y utilizó esta información para desarrollar un programa llamado Junk Robotics, Promoting Sustainability. Para lograrlo, primero tuvo que ganarse la confianza de sus colegas. Débora organizó clases abiertas sobre gestión de residuos para la comunidad local y alentó a las personas a que trajeran artículos que iban a desechar. El programa Junk Robotics ha sido muy relevante para la comunidad, pues ha sido utilizado por otras escuelas como base para implementar un nuevo plan de estudios de tecnología.
Actualmente, Garofalo potencia una cultura “creadora” y alienta a los estudiantes a convertir desperdicios en prototipos de cosas que imaginan, diseñan y construyen. Antes de esto, los estudiantes empezaron con proyectos simples. Más adelante, Garofalo introdujo los fundamentos de la electrónica y luego pasó a la robótica más compleja. Más de 2.000 estudiantes han participado en el programa, y han creado prototipos de todo, desde robots y carros, hasta barcos y aviones. Más de 700 kg de basura se han convertido en algo nuevo.
A través de su trabajo, Garofalo ha potenciado en sus estudiantes habilidades científicas, pero además de esto, ha fomentado habilidades como el trabajo colaborativo y ha convertido a sus estudiantes en ciudadanos globales. ¿Los resultados? El puntaje en los exámenes aumentó de 4.2 a 5.2 y al menos 28 estudiantes permanecieron en la escuela después de correr el riesgo de abandonarla. Lo mejor es que esta profesora entrena a otros docentes y publica regularmente columnas para compartir prácticas y técnicas. Garofalo también ha sido muy influyente en el desarrollo de directrices para la enseñanza de tecnología en todo el país.